La Elaboración de Proyectos es una metodología que busca reducir al
máximo posible el umbral de incertidumbre que siempre existe tras una decisión.
No es un fin en sí misma, es un instrumento que tal vez nos permitirá lograr de
mejor manera el éxito, es decir, concretar nuestros objetivos. Ninguna
metodología puede asegurar el éxito absoluto dado que es imposible lograr un
conocimiento cabal de todas las variables y todos los factores que entran en
juego. Tras esta última afirmación subyace una noción de realidad que reconoce
en ella un alto grado de complejidad, dinamismo e independencia respecto de lo
que podría ser deseable y de nuestras decisiones, esto es válido de manera
significativamente especial en el ámbito de la cultura y los procesos de desarrollo
cultural. Sólo podemos aproximarnos.

Según decíamos, ninguna metodología puede asegurar el éxito absoluto ya
que resultará del todo imposible lograr un conocimiento y control absoluto de todas
las variables y todos los factores. Esta perspectiva, nos permite comprender que
ya no es posible sostener que las situaciones o problemas presentes en la
realidad puedan ser comprendidos, caracterizados y enfrentados de manera
unilateral. Cada vez más se cuestiona esta forma de entender el desarrollo local
recomendándose una aproximación holística, multidisciplinaria, participativa e
integral.

Las situaciones presentes en la realidad no poseen una única forma de
tratamiento, una fórmula única, rígida y menos universal de ser abordadas. Es por
ello que si hacemos el ejercicio de intentar una aproximación participativa,
integrativa e integral, estaremos en condiciones de generar mayores posibilidades
de éxito en nuestra gestión de los procesos de desarrollo cultural local.
En función de construir una aproximación desde múltiples puntos de vista
de validez, para la elaboración de proyectos resultará entonces fundamental la
realización de diagnósticos que nos permitan lograr una caracterización lo más
completa posible de la realidad, para esto, debemos tomar en consideración el
máximo de factores y variables que entran en juego. En la perspectiva de
enfrentar adecuadamente esta necesidad inicial básica – a demás compleja – que
se nos presenta, nuestra propuesta consiste en realizar un ejercicio de diagnóstico
tratando de alcanzar la globalidad del sistema.

Hacia un Modelo
La necesidad de lograr una comprensión global, radica en que a partir de
ahí existirán mayores posibilidades de construir una visión estratégica del
desarrollo en función de la identificación de los componentes centrales presentes
en la realidad y sus interacciones. Para la construcción de esta mirada de
conjunto, partiremos de la premisa de que el proyecto o la planificación se elabora
desde una institución u organización determinada (Casa de la Cultura,
Departamento Municipal de Cultura, Biblioteca Pública, Centro Cultural, Museo,
Corporación Cultural, etc.) en la que el gestor cultural ejerce un rol de carácter
directivo.
Prácticamente toda la literatura actualizada disponible sobre planificación o
gestión estratégica reconoce que una organización no puede ser entendida en

forma abstracta, prescindiendo de su entorno, más aún si se trata de una
organización que precisamente pretende una vinculación con tal entorno, o
ambiente externo, en función de impulsar acciones de desarrollo. Por lo tanto,
como primer elemento en la construcción de nuestra mirada global distinguiremos
la institución u organización en relación con su entorno externo inmediato.

El esquema intenta representar una institucionalidad cultural inserta en un
territorio y en interacción con la realidad, abierta a sus influencias y generando
acciones en función de esa realidad. Como es lógico suponer, tales acciones
tendrán mayores posibilidades de responder a la realidad en la medida que exista
un conocimiento lo más completo y actualizado posible de sus componentes y
procesos.
Las variables presentes en el entorno externo tienen una importancia crucial
en varios sentidos:
1 – En las relaciones o interacciones posibles entre la institución y la
realidad, es decir, en las acciones necesarias de diseñar y emprender
(proyectos, programas, actividades, etc.)

2 – En las influencias que puede ejercer el entorno hacia la institución
3 – En la constitución de la institución en cuanto sistema organizacional, nos
referimos al diseño organizacional: roles, cargos, funciones, áreas o
sub-áreas de trabajo. El diseño organizacional interno debería permitir
que la institución pueda cumplir con sus objetivos de la manera más
eficiente posible.
¿A qué nos referimos cuando decimos entorno externo? – ¿Cuál podría ser
la naturaleza de ese entorno?
Para el caso de una institución que tiene como responsabilidad impulsar
acciones de desarrollo en prácticamente todas las áreas de una realidad territorial
determinada – una Municipalidad por ejemplo – su entorno externo estará
constituido por todos aquellos actores y áreas de acción en las que tenga validez
de competencia: Educación, salud, vivienda, prestaciones sociales, fomento
productivo, etc.
Como en nuestro caso se trata de una institucionalidad especializada en el
ámbito cultural, el entorno externo no tiene la amplitud como para el caso de una
Municipalidad, se configura en función de su ámbito de especialización, sin
embargo, no por ello el problema de delimitar y caracterizar ese ámbito de acción
deja de tener una alta complejidad.
La noción de campo cultural
Un concepto que nos puede ayudar a comprender la naturaleza del entorno
externo es la noción de campo cultural que ha logrado bastante aceptación en la
literatura especializada. Una de las definiciones que podemos encontrar es la propuesta en el Cuarto Informe de Desarrollo Humano en Chile del Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Descargar el texto completo

Leave a Reply

Your email address will not be published.